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La vieja nueva normalidad del comercio local

mayo 28th, 2020 Publicado por fidelización, producto/servicio, reflexiones, tecnología, ventas 9 comentarios en “La vieja nueva normalidad del comercio local”

Con esta situación extraordinaria en la que desde casa veíamos las calles vacías, las persianas de las tiendas cerradas y la economía a nivel macro y nivel micro parada casi en seco, uno de los grandes perjudicados a nivel económico son los comercios de barrio, el comercio local, las tiendas ‘de toda la vida’.

Todos tenemos al alcance de la mano la tienda de María, el bar de Juan, la panadería de Rosa, la librería, la tintorería, el kiosco, la peluquería, etc. En la ciudad, y en pequeños pueblos, mucha gente (los que ya vamos peinando canas sobre todo) ha crecido entre rótulos que centellean, estanterías medio llenas, persianas metálicas ruidosas, neveras con helados y bolsas de guisantes, revistas apiladas, ropa para que le sirva hasta a tus primos, zapatos en cajas cerradas con gomas que dibujaban murales de colores tras el dependiente y tantos productos que han formado parte de nuestras vidas y que se han despachado desde un mostrador.

Hace años que la cosa está cambiando. La vieja nueva normalidad del comercio local. Los cambios en los hábitos de consumo, la aparición de nuevas formas de comercio, las plataformas digitales, la globalización, las economías de escala, la falta de adaptación del comercio local, etc. han hecho que este sector (si es que el comercio local es un sector), lo esté pasando relativamente mal para sobrevivir en un entorno que cambia a ritmo acelerado. Y situaciones como la vivida en los últimos meses con la COVID-19 no han hecho más que evidenciar y acelerar estos problemas, pero los problemas ya estaban ahí previamente.

La solución no es fácil, los cambios deben acometerse, la adaptación debe ser profunda, los comercios hacen ciudad, hacen calle, hacen vida. Juan toma café en el bar de Julio, se corta el pelo en la peluquería de Antonio, que gestiona sus papeles en la gestoría de Andrea, que lleva a su hija a la academia de Paula, que compra sus libros en la librería de Manuel, que compra el periódico en el kiosco de Pedro, y así sucesivamente. Se teje ciudad desde el comercio, desde las personas, desde la calle. Pero esas mismas personas son las que debemos adaptarnos los unos a los otros. El pequeño comercio a mí y a mis hábitos de consumo y yo al pequeño comercio sabiendo que este al final me acaba beneficiando a mí como ciudadano, a mi ciudad con sus impuestos, a mis vecinos con sus salarios, a mis convecinos con los servicios que les contratan. Todo es uno y todos somos parte de un ecosistema económico. No somos entes aislados y cada decisión que tomamos al consumir y sobre donde consumir, afecta de alguna manera a nuestro entorno. Debe ser un win-win. No es caridad, no puedes implorar al ciudadano que ‘ayude al comercio local’ mientras vas a Correos a recoger tu paquete recién llegado de Aliexpress.

No quiero ni pretendo decir cosas que no son. Los consumidores, los clientes, nosotros, compramos donde nos es más cómodo, donde encontramos mayor variedad, donde nos ofrecen mejores formas de pago, donde nos facilitan las cosas, donde apelan a nuestras emociones, donde la tecnología se adapta a nuestros usos de la misma, donde nos fidelizan, donde creemos o percibimos que es más barato, donde nos meten la publicidad con calzador, en definitiva, donde nos da la gana. Y que el comercio sea LOCAL, es uno de estos valores por los que quizás queramos comprar. Todo depende del grado de importancia que le demos a este valor, a esta variable. La mayoría de las veces NO compramos en comercio local por ser LOCAL, compramos por cercanía, porque no nos gusta comprar online, porque nos gusta tocar, ver, percibir, ser atendidos, etc. pero estos valores a su vez deben estar complementados por otras variables a las que damos importancia y es necesario que el comercio local sepa que es lo que demandan sus clientes potenciales para trabajar en ello desde un plan profundo, desde la perspectiva de conocer el problema, la raíz del mismo, y tratar de tomar cartas en el asunto.

Mientras no se aborden los problemas desde diversas perspectivas, el enfoque normalmente quedará cojo.

En estos momentos, la ocurrencia general es hacer algo a corto. Dinero a espuertas desde los ayuntamientos para dar una capa de barniz emocional a un problema que no es de ahora. La gente va a volver a las tiendas en mayor o menor medida, pero estos meses de parón han sido una buena oportunidad para RE-PENSAR muchas cosas. Mi percepción es que no se ha hecho nada. Mucho ruido y pocas nueces. Videos emocionales que emocionan pero no solucionan nada. Necesario transmitir un poco de optimismo, estoy de acuerdo, pero más necesario limpiar la herida, tratar de cortar la hemorragia y ver porque se está produciendo para luego con el diagnóstico, plantear el tratamiento más adecuado. Marketplaces que crecen como setas, el ‘Amazon de Alpedrete’, el ‘Amazon de Friol’, el ‘Amazon de…’ mostrando un absoluto desconocimiento sobre el modelo de negocio de Amazon y poniendo tiendas online comunitarias con dinero público, que luego nadie atenderá.

En fin, que es necesario transmitir emociones, cercanía, buenrrollismo municipal, pero más necesario es abordar los problemas más allá de una legislatura. En mi opinión, esto debe venir desde la iniciativa privada y luego si es necesario, ser apoyado desde la cosa pública, no al revés, porque el ayuntamiento o la diputación que sea, de la provincia que sea, no suele ver más allá de la portada del diario local de turno. Es duro, pero es así. Y los comerciantes, las empresas locales, no debemos acudir a los concejales como si estos fuesen Papa Noel, porque nuestra guerra es otra y los hábitos de consumo de los clientes viajan por otros derroteros.

Videos motivacionales hay muchos, casi tantos como pueblos en España. Todos con el mismo concepto, el mismo mensaje, la misma música y posiblemente el mismo resultado. Mientras tanto, sigue habiendo mucho camino por recorrer para adaptarse al cambio. Un video es eso, un video, una campaña. El problema, seguirá ahí. Y ahí queda mucho que hacer.

Javier Varela

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9 comentarios en “La vieja nueva normalidad del comercio local”

  1. Un post muy interesante.

    Gracias por compartir!

  2. Gracias por pasarte a leerlo Francisco.

  3. Aida dice:

    Todo lo que decís es muy cierto.

  4. Roberto dice:

    Muy cierto, creo que lo que puede aportar lo publico seria sesoramiento, formacion, el problema suele ser que solo apuestan por intentar igualarte a alguien, en vez de potenciar tus puntos fuertes y cercanias, sin duda los marketplaces son un sumidero de dinero publico.
    Gracias por compartir la reflexion

  5. Gracias por pasarte a dejar tu opinión Roberto. Sin duda, no se trata de ‘igualarte a alguien’ sino de potenciar tus fortalezas y tu valor diferencial. ¡Toca seguir remando!

  6. suso varela dice:

    Interesante reflexión, comprato cada una de tus palabras. Muchas gracias

  7. Olga dice:

    En una ciudad de Galicia, durante tras el primer confinamiento alguna asociación de comerciantes hizo una campaña con unos carteles que decían algo así como «Agora xa sabes o que é ver as tendas pechadas». Me suena a recriminación al consumidor, a un «ves como ahora que estamos cerrados te jode», en lugar de mostrar un mensaje de optimismo aprovechan para culpabilizar al ciudadano que quizás ha optado por otra alternativa para sus compras.

    Es un tema que está más que trillado, entiendo perfectamente los gastos, las dificultades y el riesgo del emprendedor en un negocio local, que no tiene los mismos márgenes que las multinacionales, etc.

    Pero si el tendero no conoce a fondo el producto para asesorarme, no lo tiene en stock para analizarlo en persona, para hacer un encargo me pide que anticipe el dinero, en caso de que no me guste no puedo devolverlo, o como máximo obtengo un vale para su tienda de la que quizás no me interese nada más. Si dejo caer que conozco el producto porque lo he visto en internet, sin llegar a mencionar siquiera el precio, algunos ya comienzan a vomitar bilis contra Amazon o la web de turno. ¿Qué valor añadido me aporta como consumidor? En igualdad de condiciones prefiero dar el dinero a un comercio de mi barrio que a una multinacional, pero lo que no puedo es regalar euros extra a costa de no obtener nada a cambio, ni siquiera satisfacción.

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Javier Varela

Javier Varela, ponente en el Congreso Flúor de Marketing Digital - Pontevedra
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