Tal despropósito sale por 10.000 $ mensuales o 100.000 $ anuales por espacio, que puede ser una manga de su camiseta, el frontal de su gorra o cualquier espacio de la ropa de este niño que convertirá su vida en un sinfín de inserciones publicitarias. Imagino que a partir de este momento cada Enero este niño será evaluado por la ABC (Audit Bureau of Circulations), la OJD americana, y los regalos de Santa Claus irán en función de como le hayan ido las ventas ese trimestre. Lo contentos que se van a poner su padres cuando el niño en el colegio sea el único patrocinado por las grandes marcas aunque no haya hecho ningún mérito deportivo. Dicen los avispados padres que con ese dinero costearán la Universidad del niño que imagino que estudiará en la Universidad Mc’Donalds porque un filón así puede ser en el futuro el Ronald Mc’Donalds del de la publicidad.
La verdad es que este es el futuro, la publicidad está y estará cada vez en más cerca de nosotros.
Desayunamos en un bol de Kellog’s que nos ha tocado por comprar el pack de 2 kgs, mientras tanto leemos el periódico que en breve dejará de tener noticias para dejar un poco más de espacio para los anuncios, levantamos la vista y en la nevera tenemos diez soportes publicitarios imantados, en la tele que suena de fondo nos mantienen en vilo para hablarnos de un nuevo atentado en Irak patrocinado por una nueva marca de yogures…. Podría seguir así y no parar en tres días pero lo mejor de todo es cuando despues de un largo día de trabajo llegas a casa y al ir a darle un beso a tu peque, dejas escapar un leve sonrisa y te das cuenta que sus inocentes ojos y su tierna expresión van a subvencionarte el futuro.
Javier Varela