La transformación digital a nivel empresarial implica el uso de tecnologías digitales para rehacer una serie de procesos para que sean más eficientes o efectivos. El objetivo es utilizar la tecnología no solo para replicar un servicio existente en forma digital, sino también para rediseñar o transformar ese servicio en algo significativamente mejor y que aporte más valor a la vez que contribuye al desarrollo de la empresa y al cumplimiento de sus objetivos.
La transformación digital puede involucrar muchas tecnologías diferentes, pero actualmente algunas de las innovaciones a nivel tecnología que están empujando la transformación de digital de la sociedad y en consecuencia de las empresas y organizaciones son la computación en la nube, el Internet de las Cosas (IoT), el Big Data, Blockchain, la Inteligencia Artificial, etc.
No se trata solo de transformaciones alrededor de la tecnología, sino que se requieren cambios y adaptaciones en diferentes procesos empresariales y en la cultura corporativa que son vitales para el éxito de este valor clave para el desarrollo empresarial.
Según Marcus Blosch, vicepresidente de investigación de Gartner: «La realidad es que el negocio digital exige diferentes habilidades, prácticas de trabajo, modelos organizativos e incluso culturas. Cambiar una organización diseñada para un mundo estructurado, ordenado y orientado a procesos a uno diseñado para ecosistemas, la adaptación, el aprendizaje y la experimentación es difícil. Algunas organizaciones lograrán ese cambio, y otras que no podrán cambiar quedarán obsoletas y serán reemplazadas«.
Para Genís Roca, experto en transformación digital, “el hecho digital está modificando profundamente la sociedad y, por consiguiente, el tejido empresarial a un ritmo trepidante y de una manera integral”. Según su visión, las empresas que deseen afrontar el reto digital deberían abordar los ejes que intervienen en la transformación digital de los negocios, como son la visión estratégica ante lo digital, la transformación y adaptación de los procesos, los puntos de contacto con el cliente, la información y la omnicanalidad, el rediseño de servicios y los modelos de negocio y en general la adopción de la cultura digital, puesto que solo las compañías que sean capaces de insertar el chip digital en el ADN de la organización avanzarán con éxito en la senda digital.
De esta forma, debemos tener en cuenta que un proyecto de transformación digital empresarial implica un replanteamiento fundamental de los modelos y procesos de negocio, en lugar de modificar o mejorar los métodos tradicionales. La digitalización no es, como se sugiere comúnmente, simplemente la implementación de más sistemas y servicios tecnológicos. La transformación digital debería crear algo nuevo, podría mejorar la experiencia del cliente, agilizar la cadena de suministro o utilizar información de los datos para ofrecer nuevos productos.
La mayoría de las organizaciones no tienen un gran problema para generar nuevas ideas, pero muchas empresas fracasan cuando se trata de implementar nuevos modelos de negocio o convertir buenas ideas en objetivos corporativos. Esta ‘brecha digital’ entre la innovación y la ejecución ayuda a explicar por qué la digitalización y la disrupción a menudo se consideran exclusivas de las startups ágiles, aunque esto no tiene que ser siempre así puesto que también hay grandes ejemplos de transformación digital en grandes empresas o en aquellas con modelos de negocio más tradicionales.
Javier Varela
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