Mucho se escribe sobre el denominado Social Media Marketing o Marketing en Redes Sociales. El panorama ha cambiado tanto que muchas empresas todavía están tratando de encontrar su propia identidad en un rincón de su archivo de acciones publicitarias lleno de polvo y de viejos recuerdos. No quiero decir ni digo que la publicidad ya no sea efectiva pero el tratar de narrarle a nuestros clientes lo maravillosos que somos y lo maravillosas que van a ser sus vidas si consumen nuestros productos, dista mucho de obtener aquellos millonarios impactos que nos llenaban de orgullo para justificar los enormes presupuestos de nuestros departamentos de marketing o las cuatro perras que invertíamos para salir en el periódico en forma de faldón si éramos una empresa más modesta.
Hoy todos oímos hablar de social media, de blogs, de foros, de twitter, de wikis, y de nosecuantas palabrejas endemoniadas más que si bien creíamos que eran el entretenimiento de unos frikis que tomaban el sol bajo la luz de un flexo en la soledad de su habitación mientras veían sus gafas reflejadas en la pantalla de su portátil, resulta que hoy son el pan de cada día de casi todos nuestros clientes.
Los que creemos saber algo de esto tratamos de explicarle a nuestros clientes empresarios que los clientes ahora se relacionan en gran medida a través de los medios de participación social y se nos llena la boca y el ego cada día tratando de explicar que ya no hay vuelta atrás. En twitter cada día cruzamos miles de artículos en forma de link, de casos prácticos, de ejemplos, de propuestas, de presentaciones, y de conversaciones en torno al social media, y a pesar de esto, hay miles de empresas y empresarios, que en principio se supone que deberían vivir de sus clientes, que no saben nada de lo que está pasando. El miedo al cambio maniata los movimientos de las empresas y el placer de navegar río abajo empujado por las audiencias y la imagen de nuestro logo en un medio de los de toda la vida, ensombrece el imparable crecimiento del marketing a través de las nuevas tecnologías.
Las grandes empresas y sus grandes marcas siguen apostando en gran medida por lo de siempre. El yo te cuento y tu lo flipas. No digo que no esta bien, pero si tu me cuentas y yo no lo flipo y por encima lo cuento en internet a mi red de contactos y estos a su vez a la suya y así exponencialmente, no te extrañes.
Algunas de las cosas que veo y que creo que deberían ir cambiando para que las empresas se den cuenta de lo que está pasando en la red y de las posibilidades que esta le ofrece a la hora de desarrollar sus planes de marketing son las siguientes.
Internet se ha convertido en el epicentro de los datos mundiales y eso afecta tanto a la marca más grande del mundo como a la tienda de ropa de la esquina. La empresa grande tiene dinero de sobra para cuadrar un presupuesto de marketing en función de las ventas del pasado ejercicio y de esta manera y casi sin pensar en la velocidad de los cambios en gustos y maneras de actuar de los clientes se pone en manos de la publicidad casi a ciegas.
El problema que argumenta para entrar a formar parte de la gran conversación global es el miedo, el que dirán de mí si lo hago mal, la falta de masa crítica de clientes, la falta de medición de las acciones, los posibles problemas legales, etc. Pero el verdadero problema una vez más es el miedo a lo desconocido.
La solución que adoptan en muchos casos es la que algún gurú les vende precio de caviar. Abrirse un blog, una cuenta en twitter, un perfil en facebook y tres o cuatro cuentas más y tras la primera semana de entusiasmo, la operación maquillaje 2.0 se queda en lo que fue. Humo.
Nadie entiende porque la gente no se suma a la conversación de nuestra marca. Y la respuesta es bien sencilla. Porque nadie quiere hablar con alguién que en vez de conversar, lanza mensajes publicitarios indiscriminados como si eso fuese un diálogo.
Abrirte un perfil en facebook y spamear indiscriminadamente a la parroquia con tus ofertas y tus bondades, no es hablar con tus clientes, es sencillamente darles la chapa.
La idea pasa por planificar, por sumergirse en el mismo mar que tus clientes, por escucharlos, por conocerlos, por seguirlos, por preguntarles, por interesarte por lo que quieren y sobre todo por tomarse el social media marketing como una pata más de nuestro negocio. Los objetivos no deben ser una pieza más del discurso burocrático de una empresa, deben ser reales y acordes con lo que queremos conseguir, y las acciones para alcanzarlos han de ser el vehículo que nos lleve hacia ellos. Si para hacer este viaje es necesario conversar con nuestros clientes, pues habrá que poner el manos libres y mientras trabajamos para alcanzar nuestras metas, debemos ir hablando con nuestros clientes. En los tiempos que corren y en la época que estamos viviendo, los clientes, las personas, deben ser el GPS que nos digan cómo llegar a dónde nuestra empresa quiere ir.
Las acciones de social media marketing deben estar totalmente integradas en el día a día de nuestros departamentos de clientes y de esta forma hacer conseguir que las herramientas de la web 2.0 se conviertan en nuestro buzón de sugerencias, en nuestro spot de la nueva temporada, en nuestro café de las once, en nuestro brainstorming y si hace falta en el paño de lágrimas de las rabietas de nuestros clientes.
No es tan complicado si comprendemos que los usuarios están ahí y que sus formas de relación pasan por ahí. Sabiendo esto, habrá que ponerse las pilas y darse cuenta que si en Youtube publican un video de algo que hemos hecho mal, o en twitter no se habla de otra cosa que de nuestra última metedura de gamba, será por qué algo habremos hecho mal, y esa información nos la están proporcionando GRATIS nuestros propios clientes.
Tenemos dos opciones, barrer el polvo de nuestras miserias debajo de la alfombra hasta que nadie quiera entrar en nuestra casa por lo sucia que está, o ser los más limpios del barrio y abrir ventanas y puertas para demostrarles a nuestros clientes que somos los mejores y que sean ellos los que entren sin llamar.
Javier Varela
www.theorangemarket.com
imagen | vía
Hola Javier:
Efectivamente hay demasiado maquillaje 2.0. Se ha convertido en una moda, igual que lo fue la RSC, lo bueno es que la mentalidad va cambiando. Pero no hemos descubierto la pólvora: el empresario que ya estaba enfocado al cliente, se preocupaba por conocerlo y mantenerlo satisfecho.
En EEUU están acostumbradísimos a las hojas de sugerencias o de evaluación en servicios (como de restaurante, por ejemplo) o productos; En España, pides una y al camarero le tiembla la mano.
Creo que ahora aquel empresario que quiera escuchar a sus clientes lo tendrá más fácil, pero muchos -lamentablemente y al menos por ahora- seguirán como estaban… a ver cómo les va!
Javier, sencillamente genial. No se puede explicar mejor. Además en Galicia, donde tradicionalmente la cultura de Cluster no ha calado y el miedo irracional a abrirse al mercado y a la evaluación de los demás es endémico, todavía se acentúan más los problemas que indicas.
Para mi el Social Media Marketing no es una forma de vender (como intentan algunos con los mensajes indiscriminados que comentas), sino una vía de más de comunicación con nuestros clientes donde NO se te invita. Sencillamente existe, y tu decides como organización si ponerte al mismo nivel de conversación que tus clientes, y aprender de ellos, o si abstenerte y «perderte la conversacion».
Pero por Dios, los Medios Sociales no son para VENDER nada. Creo que ese es el gran problema de las estrategias internas o externas de algunas empresas: se crean 4 perfiles, empiezan a SPAMEAR, y cuando pasan 2 semanas y ven que no suben las ventas, dicen : «¿Y esto era eso tan buen o de las redes sociales que decías?» Una pena.
Pero si artículos como este llegan a quien tienen que llegar, seguro que cambian las cosas poco a poco.
Enhorabuena de nuevo por un gran post.
Me temo que lo complicado es determinar qué opciones son realmente interesantes y van a tener continuidad a largo plazo. Se trata de un entorno muy cambiante aún y separar el grano de la paja no es fácil.
Tiempo al tiempo, el cambio en la cultura corporativa es muy importante. Hay que asumir que ahora son los clientes los que mandan… y eso cuesta.
Un saludo Javier!
Estupendo post y magnífica reflexión.
Estoy de acuerdo (y la experiencia me lo «reconfirma») que, en muchas ocasiones, el «adentrarse en el proceloso mar Social Media, o Social Web, o Internet 2.0, o como queramos llamarle», es flor de un día.
Qué Guay, cómo mola, ¡huy cuánto curro!, pues no se ven resultados (han pasado tres días), a lo mejor no es para tanto (han pasado 5 días), pues nada, ya nos iremos poniendo, quizás, tal vez, el próximo año fiscal…. Y el fuego se extingue, languidece el proyecto, y ya está.
Cambiarán las cosas, desde luego, pero pasará un tiempo antes de que las organizaciones se tomen en serio lo que nunca deberían tomarse de otra manera: relacionarse con las personas de igual a igual…
Un blog excelente.
Saludos.
José Antonio.
Me parece excelente el artículo. Únicamente cuidaría un poquito el tono… por hacer una sugerencia.
@Isabel Ramis te doy la razón totalmente. Lo «2.0» se ha convertido en el maná con el que ha muchos se les llena la boca, pero sin haber descubierto nada nuevo, efectivamente el empresario tiene una vía más para dirigirse a sus clientes. Eso sí, tendrá que cumplir las reglas o al menos adapatarse, porque en muchos de los casos esa orientación al cliente pasa por la publicidad y no existe una verdadera cultura de servicio, atención y respuesta.
@Jose Alcañiz El que quiera vender en los Social Media va listo, porque los usuarios ya no son dianas estáticas en las que clavar sus dardos publicitarios. Ahora la cosa va más allá y pasa por el entretenimiento, el compartir, el conversar, en difinitiva el mantener una relación con el cliente y tratar que de esta manera, no nos olvide.
@Jose Antonio Rodríguez, sin duda que pasará tiempo, pero de una manera o de otra las cosas han de ir cambiando o muchos verán sentados como sus clientes se van con otro.
@Merche, Ok lo tendré en cuenta para la próxima vez :) Bienvenidas sean las críticas.