El slow marketing surge porque los tiempos están cambiando y parece que las técnicas de marketing tienden a irse por libre y si bien en las ciudades la vida se hace cada vez más rápida, impersonal e insostenible desde casi todos los puntos de vista, en el mundo comercial y de las grandes megastores se está invitando al cliente a comprar de manera lenta, sin prisas, como si el vivir cada día fuese un rock n’ roll y el comprar fuese a ritmo de chill out.
Las grandes cadenas e incluso pequeños establecimientos de nuestras ciudades se van dando cuenta de que al cliente hay que sentarlo, relajarlo, dejarle que pruebe, que decida, en definitiva, que el ir a comprar sea una experiencia puesto que nos pasamos el día en el trabajo y el fin de semana debemos compaginar ocio con familia y esto es lo que pretenden las empresas, hacer del momento de la compra, la mejor experiencia del día.
Lectura sobre el tema en The Slogan Magazine
Javier Varela