Hace días ya que me rondaba en la cabeza escribir un post sobre la lamentable estrategia de marketing (greenwashing) que están llevando a cabo las compañías automovilísticas. Mi opinión es que acabaremos cargándonos la credibilidad de los consumidores y cada vez nos será más difícil llegar al target si seguimos por esta línea de engaño masivo.
Por este motivo, os propongo que leías este magnífico post que escribió la gente de Mira lo que veo.
Las marcas automovilísticas han dado un gran giro a sus campañas, muy acentuado en los últimos meses, poniendo énfasis en la clave ecológica de sus modelos. De repente, como una obra milagrosa de la ingeniería, vehículos que emitían 150 gramos de CO2, pasan a estar por debajo de los 120gr, con unos pequeños ajustes aerodinámicos y bajada de suspensiones.
Hasta ahora no lo habían reducido y les ha costado muy poco hacerlo cuando se han visto obligados y atraídos por un nuevo gancho. Continuar leyendo la entrada original aquí>
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En mi opinión, este giro ecológico responde a la nueva normativa que impone un impuesto de matriculación mayor en función de las emisiones de CO2.
No tiene nada que ver con la ecología, sino con el precio del vehículo.
Efectivamente, un engaño. Hasta que no veamos coches con agua o eléctricos, nada de nada.