Los distintos ayuntamientos, comunidades y resto de instituciones burocráticas del Estado, van preparando sus campañas publicitarias sobre tal acontecimiento.
Vuelvo a reflexionar sobre lo mismo, ¿realmente alguien dentro de los muchos departamentos medioambientales de cualquiera de las distintas instituciones se ha parado a analizar cual es el objetivo de esta acción de marketing? Pronto escribiré sobre lo poco que me gusta la confusión existente entre marketing y publicidad. Esto es algo que se hace cada día y por tanto imagino que dentro de cada consejería o como quiera que se llame el departamento, debería empezara a estrujarse más el cerebro y comenzar a cocinar estrategias ciertas, reales, efectivas, medibles, analizables, sinceras, y que sean acordes con objetivos previamente definidos para trabajar sobre temas de sostenibilidad en las ciudades, de urbanismo respetuoso, de convivencia equilibrada.
Todo esto se mezcla, se confunde, y una vez más el marketing y sus patas, las 4 p’s se reducen a un solo pilar, la publicidad. No se trabaja (en algunos lugares si) ni el producto, ni el precio, ni la distribución y solo se da lugar a la comunicación que normalmente pasa desapercibida porque realmente y en la mayoría de los casos no tienen nada detrás que la respalde.
Si un fabricante de detergente como Procter&Gamble un producto que lava muy muy blanco y esto no es cierto porque ensucia la ropa, el público se lo tomaría mal e incluso el producto provocaría rechazo. Pues eso es lo que hacemos, si nos dicen que el 22 de Septiembre no contaminemos y que nuestras ciudades van a estar muy limpias y el 23 de septiembre ya están sucias otra vez pues la gente acaba rechazando estas campañas.
Seamos serios y comenzemos a trabajar en lo que haga falta, sin echar las campanas al vuelo antes de terminar.